Si alguna vez viajas a Tailandia no te olvides de probar una taza de café de las más caras y exóticas que puedas encontrar en el mundo, hecha con excremento de elefante.
Los estudios demuestran que cuando el elefante come café, los ácidos estomacales rompen una proteína que es la que le proporciona la amargura al café.
Proporciona un sabor muy diferente al café normal.
¿Te animas?
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